viernes, 1 de agosto de 2008

LO OÍ CON DOLOR; LO LEÍ CON RESPETO

Fui de los que estaba sintonizado al programa del Presidente Chávez, "Aló Presidente", el pasado 28 de julio. Oí con estupor y dolor, cuando con iracundia desmedida arremetió contra uno de los camarógrafos de V.T.V. Efraín Castro se llama y no lo conozco; pero sí lo conocen su esposa e hijos, y seguramente sus nietos, sobrinos, vecinos y amigos. ¿Con qué cara regresaría Efraín esa noche de domingo a su casa luego de haber salido de ella en la mañana, para hacer un trabajo que le gusta y le importa? Esas son las intemperancias del Comandante que le restan amistades y erosionan el entusiasmo de sus seguidores, yo entre ellos, que me cimbro cuando las escucho. Son expresiones injustas y cada vez más frecuentes. Este escrito, que no tenía previsto publicar, lo hago porque acabo de leer en "Quinto Día", en la columna de Ernesto Villegas, "Contra la Corriente", un artículo titulado "Desagravio a un camarógrafo." Es valiente y sincero Ernesto; humano y de corazón socialista. Por eso quise saludarlo desde este blog que pocos leen, si es que alguien lo hace, y pedir al Presidente que "trabaje" para domeñar su personal soberbia. Usted no se pertenece, distinguido Comandante; usted pertenece a la revolución venezolana, a la latinoamericana y aún más: a la esperanza de cambio universal. Le he oído decir que de los revolucionarios hay que esperar que algunos se quiebren y deserten. Pero no provoque usted esas deserciones, Presidente. Quien quiera irse que se vaya sólo, pero no lo empuje usted con sus excesos. Y sobre todo no permita que la vida dura que usted lleva, seguramente difícil y agobiante, lo fatigue al punto de convertirlo en un socialcristiano más, personajes de quienes siempre he pensado que pronuncian la palabra humildad con infinita soberbia. Que nada te pase, Ernesto, y que no tengamos que pedir desagravios por tí. Y usted, Comandante, manténgame en sus filas porque soy revolucionario y bolivariano como usted. Pero no ofenda ni abochorne, porque no le queda bien y nos cae mal.