No pasa un día, ni uno sólo, sin que nos topemos con una asustada referencia a la inseguridad. Hoy nada más me enteré, hace unas pocas horas, que un humilde bodeguero a quien conocí, que teniá un negocito aún más humilde que él en un todavía más humilde y apartado rincón de Venezuela, fue atracado y asesinado por dos motorizados; seguramente unos de esos "decentes, esforzados y trabajadores padres de familia" que citamos en hipócritas discursos. ¡Bah! ¿Somos todos unos redomados idiotas, o más bien una caterva de cobardes y farsantes? El hampa, el sicariato, la droga, nos están matando y entonces salimos con la simpleza de que lo que pasa es que los delincuentes son gente que pasa mucha necesidad, y por ende deben robar, traficar y asesinar para vivir. ¿Dónde se graduarían esos sociólogos que inventaron semejante pendejada? Enfrentarse al delito y derrotarlo es una necesidad vital -que significa "de vida"- amigos; y no enfrentarlo, aunque algunos piensen lo contrario, no es artificio político honesto para ganar comicios electorales, si es eso lo que aspiran. ¿Quién se va a poner los pantalones? Yo creí que lo haría Rodríguez Chacín, pero esta tarde mi confianza sufrió un sonoro descalabro (que no fueron los tiros por cierto, pues lo mataron con silenciadores)
No hay comentarios:
Publicar un comentario